Hoy martes en ImaginEros
Érika Bülle: la cuerpa como territorio de exorcismo y resistencia
“Mi práctica es un exorcismo corporal… Expulso los demonios que habitan en mi cuerpa, y otras
personas expulsan los suyos cuando entramos en esa catarsis compartida.” Eso expresa Érika Bülle Hernández quien con su propuesta Textos Pesados, abre este martes 4 de noviembre, a las 8 de la noche, el Encuentro Internacional de Prácticas Escénicas Contemporáneas, Liminales 12, organizado por la Corporación Artística Imagineros, y que se presentara en su sala en el barrio Manrique, calle 70 No. 44-86. Érica es una artista de la performance y activista (fusión de arte y activismo) gorda. “Soy doctora en Artes y Diseño por la UNAM, ya que he encontrado en la Academia un complemento para expresar mis saberes y dedicarle tiempo a la investigación de mis proyectos. La performance es un dispositivo de acción que me permite comunicarme con el mundo para hablar de mis disidencias y lo orgullosa que estoy de ellas, me cobijo con el feminismo y sus aliades. Cada vez que hago performance me someto a un exorcismo corporal donde expulso los demonios que a diario me acompañan y que he ido adquiriendo a partir de las experiencias dolorosas que se tienen en la vida y que irrumpen mi felicidad”, se definió en la página mundoperformance.net/erika-
bulle


Desde su cuerpa
 En una casa antigua, colorida y llena de vegetación, en el corazón de Xochimilco, al sur de la Ciudad de México, vive Érika, feminista radical que ha convertido su vida en una práctica artística de más de treinta y cinco años dedicada al arte de la performance.
Ella dirige el proyecto Cuerpa Lab, un laboratorio que cruza performance, gráfica y edición. Desde allí explora los límites entre cuerpo y entorno, entre lo visible y lo oculto. Su cuerpo, gordo, envejecido y neurodivergente, es su herramienta. “Empecé a utilizar mi corporalidad como dispositivo de reflexión”, comenta. Cada marca, cada movimiento torpe o cicatriz se convierte en un acto que comunica. “Mi entorno soy yo, y yo soy para mi entorno”, afirma.
En un país donde el 70% de las personas son clasificadas como gordas, la discriminación que Érika llama gordo-odio es la esencia de su vida y su obra. Uno de sus proyectos se llama A las niñas gordas nadie las quiere, luego de que un gobernante mexicano dijera esta oración de odio. Desde ahí, Bülle transforma el dolor en catarsis colectiva, por eso su práctica es un exorcismo corporal, en la que se expulsan los demonios de su cuerpa, y de otras y otros cuerpos que entran en esa catarsis compartida. Su performance es un ritual donde lo íntimo se vuelve público y lo vulnerable es un símbolo de resistencia.

Para Érika, el arte no consiste en representar sino en ser. Esa idea guía toda su trayectoria: no actuar como un cuerpo impuesto por la sociedad, político, sino existir desde él. Su presencia en escena confronta los ideales de belleza, delgadez y perfección que el sistema impone a las cuerpas feminizadas.                                                                                                                        Sus acciones pueden ser silenciosas o intensas, colectivas o solitarias, pero siempre generan reflexión. “Cada performance vulnera… Hablas de ti, de lo que duele y de lo que resiste. No representas, existes.” Desde esa verdad encarnada en su ser, Bülle expone las tensiones entre arte, cuerpo y sociedad, y abre un espacio donde la diferencia deja de ser estigma para convertirse en conocimiento y reflexión.
En escena, Érika no busca espectadores pasivos, sino cómplices. A veces el público participa físicamente en otras, la interacción ocurre solo a nivel emocional y visual “Hay una transmisión donde ambos hacemos catarsis en simultáneo”. Ese intercambio produce una simbiosis: artista y audiencia se espejan, es un reflejo donde se devuelven los miedos y se acompañan en la sanación. Tras la pandemia, sus obras han adquirido una sensibilidad distinta. “Entendí que no era necesario violentar tanto a la gente. Hay otras maneras de hacerla pensar”, asegura. Ahora trabaja con acciones más íntimas, lecturas performáticas y textos que llama pesados, donde experimenta con la palabra y la respiración nuevas formas de presencia.                                Entre risas, Érika reconoce que responder sobre influencias siempre le resulta difícil: “Tenemos mil imágenes que nos impactan”, dice. Pero menciona a Guillermo Gómez Peña, artista chicano, como uno de los referentes que transformó su mirada. También reconoce la fuerza de muchas artistas y activistas feministas con quienes comparte un mismo lumbral, desafiar la violencia estructural hacia las cuerpas diversas.
Feminismos
Aunque se siente cercana a los feminismos, también los cuestiona. “No sé si la palabra empoderamiento sea la correcta, pero sí creo que buscamos resistir y caminar juntas.” Para ella, la disidencia corporal no es una elección rebelde, sino una condición impuesta por un sistema que rechaza lo que no comprende. “A veces prefiero decir diversidad, más que disidencia”, aclara. “No soy desobediente por ser gorda; soy diversa, y esa diversidad no se está comprendiendo, se está patologizando.”
El concepto de liminalidad atraviesa toda su práctica. En ese borde incierto, Érika habita el tránsito entre el dolor y la sanación, entre la vida y la muerte, entre el cuerpo y la idea. “En esa línea cruzamos la realidad y lo que no es real. Ahí sucede la catarsis.”
Bülle cree con firmeza que el arte produce conocimiento: “Las artes vivas generan su propio saber desde el estar haciéndose”. Cada performance, cada registro, cada palabra escrita después es una forma de pensar con el cuerpo. Desde su experiencia, el arte contemporáneo no solo refleja el mundo, sino que lo transforma desde la piel hasta los huesos.
En Medellín participará en el Encuentro Internacional de Prácticas Escénicas Contemporáneas Liminales 12. Llegará con la misma curiosidad de quien sigue buscando. Manifiesta su emoción por compartir el espacio con personas que conocerá: “me genera emoción creo, creo que vamos a tener una correspondencia muy especial”. Espera abrir diálogos sobre corporalidades gordas, diversidad y empatía. Viajará ligera, dice, pero llevará consigo todo su equipaje simbólico: sus lentes, su artillería escénica y su cuerpa como archivo vivo.
Al final de la entrevista, cuando se le pide que resuma su participación en una palabra, sonríe y responde sin dudar: “Reflexión… y expectativa.”
Dos palabras que condensan su viaje artístico y vital: pensar desde el cuerpo, resistir desde la cuerpa, existir en el umbral donde el arte se vuelve vida.

Algunos datos
Algunos datos de Érica tomados de su texto y fotoperformance El Demonio de la Obesidad y publicado en aunamnoticias.blogspot.com. Los padres de Érika son descendientes de una familia de inmigrantes daneses que se establecieron en Sonora; pero ella nació en la Ciudad de México, el 9 de junio de 1969. Es hija única de un papá dueño de una fábrica de pisos y de una mamá que trabajaba en una ferretería. En la escuela padeció las burlas hacia su aspecto físico, pues era una niña grande, coja y con lentes. Su mamá también contribuyó en esos tipos de comentarios. “A veces cuando cierro los ojos escucho las frases de mi madre ‘sume la panza’, ‘no te pongas ropa tan pegada’, ‘deja de usar falda que se nota mucho que tu pierna está enferma’, ‘entre más gorda estás, más cojeas’”.
En su familia existía el miedo a ser gordo. Así que no se podía comprar cualquier producto para la despensa y no consumían azúcar ni sal, esto a causa de las enfermedades que padeció su abuelo. Además, el pediatra le advirtió a los padres: “La niña tiene predisposición a engordar”.
En su adolescencia, Érika comía a escondidas los alimentos que le prohibían. La llevaron al médico para que bajara de peso, el cual le recetaba medicamentos que alteraron su pulso y sus nervios. Fue aquí en donde le surgió la preocupación de que quizás nadie la quería.
Ella se desahogaba dibujando y escribiendo, otro de sus placeres era la música. Su inclinación hacia las artes la llevaron a estudiar en la Escuela Nacional de Artes Plásticas en Xochimilco. Érika fue la primera profesionista de su familia. Finalizó la licenciatura, luego la maestría y después inició el doctorado. Enfocó su tesis en el performance en corporalidades gordas, y encontró a otras personas que padecían la misma opresión.
Aparentemente, "ser una persona gorda y no tener un cuerpo estereotipado está relacionado con la salud y la voluntad de una persona para cuidar de sí misma, incluso con la autoestima misma", o al menos eso es lo que se le ha repetido a las personas gordas durante generaciones, haciéndoles creer que “su cuerpo es un problema y deben hacer todo lo posible por moldearlo”, pero ahora vemos que, en realidad, sólo es una creencia limitante que forma parte de todo un sistema coludido por la arrogancia y el miedo.
Érika se ha convertido en conferencista y difusora del activismo gordo. Ha participado en festivales internacionales como el VI Bienal de perfomance y Noise tempting failure en Londres, y el Rapid pulse en Chicago; ha publicado artículos en revistas como Discurso Visual e Hysteria Revista; y tiene una conferencia en línea titulada Todos los universos para una sola Cuerpa (Instituto de Estudios Críticos, s.f), y dirige el Laboratorio de Arte Corporal en la Facultad de Artes y Diseño.
Periodistas: Sara Bedoya Durango y Mariana Rueda Grajales
Editor: Alejandro Higuita Rivera
nosotros
En el corazón de Manrique Central, Comuna 3 de Medellín, habitamos una casona que respira historia y memoria. La hemos transformado en un escenario vivo, donde el arte y la educación se encuentran para darle nueva vida a sus muros. Conservamos su estructura original como testigo del pasado, pero la llenamos de nuevas voces, colores y expresiones que la convierten hoy en un lugar de encuentro, creación y transformación colectiva.
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		DEL 4 AL 8 DE NOVIEMBRE DE 2025
Es un evento internacional que programa y reúne artistas, académicos y público en general, para propiciar encuentros y proponer singulares maneras de percibir el mundo, la vida y el arte, de explorar “esos” umbrales en los que una producción escénica no se puede nombrar únicamente como teatro, concierto, danza, performance, video montaje y demás; sino como un espectáculo híbrido que transita entre diferentes haceres – saberes no solo artísticos.
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